EVIDENTEMENTE

Evidentemente… Evidentemente volver a encontrarte a ese desconocido en aquella ignota ciudad, era una casualidad. Evidentemente, escucharte pronunciando mis pensamientos, no deja de ser una anécdota. Evidentemente, que Gregorio se tropezase y cayese al suelo cuando entraba por el pasillo de su casa, aquella casa que palmo a palmo tuvo que re-conocer desde que perdió completamente la visión, fue un golpe de la fortuna. Evidentemente, el hecho de que ese día fuese especialmente triste, tanto como para permitirse levantarse del suelo apenadamente, sin ninguna prisa, acariciando con cara y manos la pared de ese pasillo, carece de importancia. Evidentemente, que ese pasillo estuviese horriblemente terminado con un abstracto gotelé, es una coincidencia. Evidentemente el hecho que hace dos años se hubiese decidido a aprender a usar el sistema Braille, no merece ser destacado más allá de una circunstancia más que probable. Evidentemente, que mientras ascendía por la pared, su mano derecha acariciase una serie de protuberancias redondeadas que extrañamente formaban, en el código Braille, la frase No estás solo, es algo que puede suceder. Evidentemente, que Gregorio no haya compartido este extraordinario incidente, por lo menos hasta que haya terminado de leer todo aquel relato que accidentalmente se compuso en la pared de su pasillo, es lo más lógico. Que esto no haya sucedido, por lo menos hasta que Gregorio no encuentre los motivos suficientes para compartirlo, también es algo evidente.