Spuma, los primeros resultados del estudio de las relaciones humanas en la Contemporaneidad Global.
La espuma como una metáfora de la sociedad global.
Nuestra existencia está estrechamente asociada con el habitar, de manera física o metafórica, dentro de espacios esféricos. Ya desde el periodo fetal, cuando permanecemos flotando en el saco amniótico, estamos protegidos en espacios de protección similares a pompas o burbujas. Nuestra infancia estará marcada por las vivencias en el interior de la esfera íntima de la familia, en un espacio delimitado por las experiencias de los miembros. Mientras crecemos, las estructuras se irán ampliando a la vecindad, al barrio, al pueblo o la ciudad. Dentro de estas esferas nos blindamos ante lo exterior, ante lo ajeno, elaborando y compartiendo tanto espacios físicos como subjetivos. Nuestros gustos, idiomas, creencias o profesiones delimitan el espacio en el que nos encontramos. Le debemos al filósofo Peter Sloterdijk, la sugerencia de analizar la humanidad desde este interesante punto de vista.
Por extensión, una vez que hemos tomado la esfera como una representación de las relaciones y afinidades humanas, la espuma es una metáfora de la sociedad global. La espuma es el resultado de la suma de numerosas esferas o burbujas. Hoy en día, Internet favorece la creación de nuevas burbujas, ya que gracias a la conexión digital y la movilidad se están generando nuevos vínculos y subjetividades. Emergen y se relacionan numerosas burbujas, entrelazándose e interactuando en nuevas escalas y reglas. En la espuma evanescente, se agrupan burbujas expandiéndose, deslizándose y estallando frenéticamente. La espuma global muestra su forma en una fluidez constante y frágil por las numerosas esferas que la habitan, a la vez que carece de un centro visible. Allí dónde todo es centro, no se revela un verdadero centro.
Insertos en la espuma que fluye constantemente, los habitantes se hacen preguntas sobre su lugar en la sociedad global y sobre el devenir del sistema. La vieja pregunta ¿Quién soy yo?, es reemplazada por una nueva cuestión: ¿Dónde estoy yo?
La espuma no se detiene en su avance. Nuevas burbujas aparecen modelando los sucesivos espacios de relación. Inevitablemente, al imaginar la sociedad como una espuma, nos planteamos cuál es la ubicación del arte en ese escenario. El arte se anticipa y elabora lenguajes que influyen en la sensibilidad de la sociedad, giros repentinos que no fueron previstos. Las inéditas formas de expresión lingüística, plástica o musical, emergen y transforman la percepción del mundo.
En la serie Spuma (2021) se han creado imágenes a partir de fluidos de espumas. Las formas que tienen las espumas, son el resultado de unos patrones elaborados a raíz del análisis de la complejidad actual mediante herramientas digitales de lectura de datos. Sobre las composiciones espumosas se han incorporado sugerentes trazos que atraviesan caprichosamente las burbujas para añadir narrativas visuales. Las líneas y formas incorporadas mediante técnicas tradicionales, se deshacen suavemente sobre la superficie para acentuar el carácter efímero.
Se funden en un mismo plano dos formas de reflexionar sobre las relaciones humanas. Por un lado, gracias al resultado de los análisis de variados datos masivos sobre la sociedad global, se han elaborado complejas e hipnóticas cartografías con formas espumosas en las que se evidencia un orden interno en la disposición de las burbujas. Mientras que, de manera complementaria para reflexionar sobre la esencia esquiva de la creatividad humana, se han añadido poéticos trazos a base de técnicas pictóricas tradicionales que se diluyen y se pierden sobre los fluidos de espumas. En las composiciones reina una atmósfera de fluidez líquida que ha sido reforzada por una capa de brillo, que simula la pantalla de los dispositivos digitales. Pero la pantalla sucumbe y es atravesada por numerosas pequeñas burbujas que emanan desde las profundidades de la imagen.
