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El verdugo, España es Una y Trina (2016)


Con el título El verdugo, España es Una y Trina, se presenta una obra plástica que nace como homenaje a la genial obra Luis García Berlanga (1963) El verdugo. La composición visual ofrece tres sencillos y coloridos trazos aparentemente asfixiados por un evidente nudo de horca.

Dibujar tres sencillos trazos ahorcados con una aún más sencilla horca, es la humilde forma de hacer un guiño al agudo dibujo que Berlanga hizo a las claudicaciones humanas ante la necesidad de vivir en una triste sociedad. La historia hablaba sobre la aceptación de una serie de convencionalismos que tenían forzosamente que aceptar de un modo u otro los ciudadanos, masificándose y perdiendo su identidad, incluyendo en este caso la claudicación que se da ante la aplicación de la pena de muerte con indiferencia como lo hacía el padre de la novia y verdugo original, para poder obtener una vivienda (Pepe Isbert). Más allá de una crítica a la pena de muerte, el metraje agudiza en lugar de resolver, y desde el humor negro (Picaresca española, como le gustaba etiquetar al director) retrata una sociedad oscura que pretendía enlazarse con aquella vieja y casposa idea de una supuesta gloriosa nación española. Esa sociedad oscura que regresaba con la imposición y glorificación de instituciones como la iglesia y sus misterios sobre la trinidad (Dios es Uno y Trino). Aquella sociedad que oprimía otras posibilidades, y desde luego más enriquecedoras, de convivencia bajo el trino-lema de Una/grande/libre. Esa absurda idea de semejanza de la patria española con la propia esencialidad del dios católico y todos los anacronismos que esa dictadura fascista dio (imágenes llenas de pomposidad como el Imperio Astro Húngaro), terminaran por proyectar una lamentable imagen de este territorio, además de negar y ahorcar gran parte del Siglo XX, con sus luces y sus sombras, al pueblo/a los pueblos que en este territorio habitan.

Me he tomado la libertad de ubicar alegremente la imagen dentro de la esencia de la escena final de la película, un extremadamente austero y blanco pasillo, por donde fatalmente es conducido el reo y arrastrado el verdugo, de nuevo en otra triada, hacia el horrible destino. Un sencillo fondo, una entrada y una oscura salida. Los sueños, la alegría, la modernidad, Europa… todo es finalmente… aniquilado.




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